jueves, 2 de marzo de 2017

GOBIERNO BACHELET: PEDOFILIA A LA CARTA

 





Etimológicamente, el término pedofilia significa “amor por los niños”; pero, en nuestro lenguaje contemporáneo ha venido a significar todo lo contrario: “abuso de los niños”. Y, por eso, esta palabra suscita tanta indignación. Y es bueno que lo haga como ha quedado de manifiesto en la reprobación unánime que han encontrado actos de esta índole practicados por adultos inescrupulosos entre los cuales no han faltado, por desgracia, incluso sacerdotes. Y, por lo mismo que detrás de esa expresión hay una situación indignante, no se puede guardar silencio frente a una actitud que ha adoptado el actual gobierno. Ella es de pedofilia, aunque revestida de nombres que tratan de ocultarla. Se trata, entonces, de pedofilia y de hipocresía a la vez.

En primer lugar, el libro editado por la Municipalidad de Santiago bajo de la dirección de Carolina Tohá una connotada dirigente de la coalición gobernante. Bajo el pretexto de educar la sexualidad de los menores, lo que hace simplemente es inducirlos a practicar conductas aberrantes, de alto riesgo para su salud física; y también para su salud psicológica y espiritual. En este caso, el supuesto carácter educativo no es más que un pretexto para quebrar a los niños su conciencia moral y así convertirlos en verdaderos guiñapos de personas.

En segundo lugar, la horrorosa realidad que ha quedado a la vista en la gestión del Servicio Nacional de Menores. Más de 800 niños han muerto en los últimos diez años por la ineficiencia del servicio y por su falta de control sobre instituciones asociadas y financiadas por platas fiscales; es decir, de todos los chilenos. Y eso no es más que la cara más trágica de esta realidad; después siguen los niños enfermos, algunos gravemente y el altísimo número de aquellos que, carentes de toda formación moral, salen de esos centros directamente a engrosar las filas de la delincuencia. Si el gobierno no es capaz de cuidar de los niños en un servicio que depende enteramente de él ¿con qué cara pretende intervenir después en la educación de todos los demás niños y jóvenes del país?

En fin, el máximo abuso: el proyecto de ley que legaliza la práctica del aborto; esto es, del crimen cuyas víctimas son los miembros más inocentes, más indefensos y más vulnerables de nuestra comunidad: los niños que están por nacer. Probablemente, el gobierno piensa que, eliminándolos, va evitar todos los otros problemas que le dan los niños ya nacidos. Y, por eso, rodea su proyecto de una hipocresía como pocas veces se ha visto. Invoca, por ejemplo, los derechos de la madre a disponer de su cuerpo, como si la criatura fuera parte del cuerpo de la madre. La verdad es que de esa manera trata de evitar cumplir con los derechos de los cuales esa madre sí dispone cuando se ve en una situación difícil en razón de un embarazo: acompañamiento, acogida, protección, apoyo pecuniario. . .

Pedofilia, pues, crimen e hipocresía. . .

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