miércoles, 18 de enero de 2017

OBJETIVOS DE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN: ¿DE QUÉ HABLAMOS?

 





Los objetivos

En un artículo anterior mostraba que la iniciativa de la Presidenta de la República de cambiar la Constitución que nos rige por una nueva, suscitaba serias aprehensiones en atención a las circunstancias que la rodean. Hoy día quiero agregar que esas aprehensiones se convierten en alarma cuando se analizan los objetivos de esta iniciativa. 

Es cierto; oficialmente el amplio llamado a la ciudadanía a participar en la redacción de la nueva Constitución no aparece atado a ningún fin específico. Se ha insistido, al contrario, en que el debate está abierto a todas las proposiciones. Sin embargo, si todas las alternativas son posibles, ello significa que se parte de cero lo cual es, desde luego, extremadamente peligroso, porque se inicia un camino sin saber a dónde puede llevar. Pero, sería muy ingenuo creer en el discurso oficialista. El Gobierno tiene un objetivo que ha quedado claro y a la vista con la política que ha intentado implantar en Chile en estos dos últimos años. Cuando se tiene a la vista una reforma tributaria de carácter inequívocamente expropiatorio; una reforma educacional que trata de excluir al sector privado; una reforma laboral que apunta a promover la lucha de clases; una concepción de la sexualidad donde todo sea posible y bueno; una concepción de la vida que apunta a excluir a sectores completos de la población -como son los que están por nacer, los ancianos y los enfermos más graves- de la garantía que la protege; una concepción del Estado como ente interventor en todas las esferas de la vida humana, limitando de manera muy severa la iniciativa privada y debilitando el derecho de propiedad; una actitud complaciente de cara al incremento de la delincuencia y de las acciones terroristas en la región de La Araucanía y en las que le son aledañas, poca duda cabe de que todo el peso del poder del Gobierno se va a inclinar por oficializar estas políticas. Ya está claro que, en la lógica del Gobierno, poco y nada importa detener la marcha del país; ni tirar por la borda todo lo que Chile ha avanzado en cuarenta años o volver atrás en el combate a la pobreza en el cual tanto se ha avanzado. 

Es cierto que un modelo que privilegia la libertad de las personas genera oportunidades de hacer mal uso de esa libertad. Y, lamentablemente, así lo hemos visto. Pero, está asimismo a la vista cuán superiores son los beneficios. Por eso, más eficaz que ensayar una partida desde cero sería prevenir y corregir los abusos en el ejercicio de la libertad; nunca cerrar el camino a la capacidad de emprendimiento de las personas. Lo contrario, sólo augura volver a la senda del fracaso. Todo lo cual podría ser soportado estoicamente, pero se hace insoportable cuando se advierte que el peso de ese fracaso va a recaer en las espaldas de los más pobres y desvalidos. Por el bien de ellos, no puede bajarse la guardia.

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