miércoles, 18 de enero de 2017

Mercado y Violencia

 




Respondiendo a consultas hechas por medios de comunicación, el sacerdote jesuita Felipe Berrios ha condenado los últimos sucesos de violencia que han estremecido al país; en especial, la profanación de una imagen de Cristo y la invasión a la Iglesia de la Gratitud Nacional. Lo ha hecho desde una perspectiva ponderada y muy ilustrativa que agradecemos y compartimos, por lo menos, en su parte más sustantiva. Pero, junto con lo anterior, ha sostenido que los violentistas, sobre todo si van encapuchados, son un producto del mercado, que los habría educado en una cultura de que todo puede alcanzarse con toda velocidad y sin fijarse en medios.

Con el debido respeto que me merecen las opiniones ajenas, en especial si provienen de un sacerdote, debo manifestar mi discrepancia con ésta. Desde luego, hemos de recordar que el objetivo de las manifestaciones y marchas en las cuales han tenido lugar estos actos de violencia, ha sido el de protestar contra el mercado (por ejemplo, en la educación o en la salud) Resulta curioso, por ende, que ellas sean protagonizadas por aquellos a quienes se les sindica como hijos del mercado. La verdad parece ser la contraria. La economía de mercado, preponderante en Chile durante las últimas cuatro décadas, ha permitido a un número creciente de chilenos entrar a satisfacer necesidades largamente postergadas; pero no lo ha hecho gratis, sino ofreciendo a cada uno la posibilidad de ganarse lo suyo a través del trabajo, la disciplina y el ahorro. Por eso, los chilenos podemos estar orgullosos de lo que hemos conseguido. El mercado ha sido sinónimo de democratización de la vida diaria, en tanto él se basa precisamente en la libertad de cada uno para elegir dónde aplicar su esfuerzo, dónde invertir sus ahorros y qué bienes adquirir. Por eso, los verdaderos "hijos del mercado" lo son, a la vez, del rigor y de la responsabilidad; del ahorro y de la sobriedad. De lo contrario -que nadie se equivoque- el mercado a través de la competencia dará cuenta de ellos. Es precisamente en esta faceta del mercado que radica el éxito del "modelo" que vanamente quiere ser desconocido desde esferas del actual gobierno y de los partidos que lo apoyan.

La violencia, en cambio, que la mayoría de los chilenos repudiamos, es causada por aquellos que quieren eludir la vía del trabajo honrado, del esfuerzo y de la responsabilidad. Un camino enteramente distinto al que propone el mercado. Quieren que el Estado los provea gratuitamente de todo cuanto sea necesario para satisfacer sus caprichos, sin preocuparse para nada de donde saldrán los recursos para financiar estas peticiones sin límites y sin preocuparse para nada de las necesidades del prójimo. Por eso, donde ha triunfado este otro modelo alternativo, sin excepción alguna, la consecuencia ha sido el colapso de las naciones, la destrucción de todo progreso y el empobrecimiento desolador de inmensas mayorías.
Esto conviene subrayarlo. Abandonar la economía de mercado persiguiendo utopías como la igualdad o la gratuidad de bienes y servicios, al final destruye el delicado mecanismo de producción, arruina las empresas y, por ende, a quienes trabajan en ellas. Los más pobres son los que pagan la cuenta.

(Foto: El Mercurio de Valparaíso, edición de 19 de junio de 2016.)


No hay comentarios.:
Write comentarios

Interested for our works and services?
Get more of our update !