Para
que proteja con especial celo a los niños que están por nacer, cuya
existencia se verá amenazada en Chile por la legalización del crimen del
aborto -que comienza a votarse en el Congreso Nacional- y a sus madres
que quedarán expuestas a las más implacables presiones para cometerlo.
GLORIOSO SAN JOSÉ:
Tú recibiste el encargo de proteger al niño Jesús desde el momento mismo de su concepción y también a su madre María Santísima. Tú cuidaste de ellos en el trayecto de Nazaret a Belén, lugar en que María dio a luz a su Hijo, Cristo nuestro Señor. Tu cuidaste de ellos en el momento del parto y después, protegiéndolos en la soledad e incomodidad del pesebre. Tú cuidaste de ellos sobre todo en el camino a Egipto, cuando tuvieron que huir para escapar de la insania y de la crueldad de Herodes que mandó asesinar a todos los niños menores de dos años para impedir que el Mesías llegara a cumplir con su misión.
A ti te encomendamos hoy día, en nuestra patria chilena, a los niños que están por nacer y que verán amenazada su existencia de aprobarse el proyecto que convierte en legal el asesinato de ellos estando aun en el vientre de sus madres. Te rogamos que, por tu intercesión, Dios ordene a sus ángeles montar guardia delante de esos niños para protegerlos de cualquier atentado contra sus vidas.
Te pedimos que protejas a sus madres que, con el pretexto de dejarlas libres para decidir acerca de la suerte de sus hijos, se convertirán asimismo en víctimas de las más deleznables presiones para que consientan en el crimen. Te rogamos por ellas para que nunca en nuestra patria les falte la ayuda, el acompañamiento y el apoyo necesarios para llevar a buen término sus embarazos.
Te pedimos que protejas a nuestra patria para que nunca en su suelo puedan cometerse tales crímenes abominables y para que ella, por el contrario, sea para esos niños, como dice nuestro himno patrio, "asilo contra la opresión".
Te pedimos en fin por nuestros gobernantes y legisladores para que el bien común de todos los chilenos, incluyendo a esos niños, constituya el norte de todas y de cada una de sus decisiones.
Te lo pedimos especialmente en este Año de la Misericordia según lo instituyó nuestro Santo Padre Francisco, para que Dios derrame sobre esos niños y sus madres, sobre todos nosotros los habitantes de Chile y sobre nuestras familias, su misericordia infinita y haga reinar en nuestra Patria el imperio de la Justicia y del Derecho cuyo cimiento es el respeto a la vida de las personas desde que llegan a la existencia; esto es, desde el momento mismo de su concepción.
Te lo pedimos para la mayor gloria de Dios, el bien de Chile y la salvación de nuestras almas.
Amén
GLORIOSO SAN JOSÉ:
Tú recibiste el encargo de proteger al niño Jesús desde el momento mismo de su concepción y también a su madre María Santísima. Tú cuidaste de ellos en el trayecto de Nazaret a Belén, lugar en que María dio a luz a su Hijo, Cristo nuestro Señor. Tu cuidaste de ellos en el momento del parto y después, protegiéndolos en la soledad e incomodidad del pesebre. Tú cuidaste de ellos sobre todo en el camino a Egipto, cuando tuvieron que huir para escapar de la insania y de la crueldad de Herodes que mandó asesinar a todos los niños menores de dos años para impedir que el Mesías llegara a cumplir con su misión.
A ti te encomendamos hoy día, en nuestra patria chilena, a los niños que están por nacer y que verán amenazada su existencia de aprobarse el proyecto que convierte en legal el asesinato de ellos estando aun en el vientre de sus madres. Te rogamos que, por tu intercesión, Dios ordene a sus ángeles montar guardia delante de esos niños para protegerlos de cualquier atentado contra sus vidas.
Te pedimos que protejas a sus madres que, con el pretexto de dejarlas libres para decidir acerca de la suerte de sus hijos, se convertirán asimismo en víctimas de las más deleznables presiones para que consientan en el crimen. Te rogamos por ellas para que nunca en nuestra patria les falte la ayuda, el acompañamiento y el apoyo necesarios para llevar a buen término sus embarazos.
Te pedimos que protejas a nuestra patria para que nunca en su suelo puedan cometerse tales crímenes abominables y para que ella, por el contrario, sea para esos niños, como dice nuestro himno patrio, "asilo contra la opresión".
Te pedimos en fin por nuestros gobernantes y legisladores para que el bien común de todos los chilenos, incluyendo a esos niños, constituya el norte de todas y de cada una de sus decisiones.
Te lo pedimos especialmente en este Año de la Misericordia según lo instituyó nuestro Santo Padre Francisco, para que Dios derrame sobre esos niños y sus madres, sobre todos nosotros los habitantes de Chile y sobre nuestras familias, su misericordia infinita y haga reinar en nuestra Patria el imperio de la Justicia y del Derecho cuyo cimiento es el respeto a la vida de las personas desde que llegan a la existencia; esto es, desde el momento mismo de su concepción.
Te lo pedimos para la mayor gloria de Dios, el bien de Chile y la salvación de nuestras almas.
Amén
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