Venerable
Templo porteño, fue construido por la Orden Franciscana en 1846, aunque
la presencia de frailes de esa orden en Valparaíso se confunde con el
origen de la ciudad en el siglo XVI. Dotado de una alta torre, por su
ubicación él se convirtió de inmediato en un punto de referencia para
los veleros que se acercaban a Valparaíso. Por
eso, este puerto fue bautizado como "Pancho" por estos navegantes, pues
lo primero que veían al acercarse a la costa era la esbelta torre de
esta Iglesia.
En las últimas décadas ha sido pasto del fuego. Primero, fue en febrero de 1983; en seguida, en septiembre de 2010; y, por último, en agosto de 2013. Hoy lo que de este templo queda son venerables y muy impresionantes ruinas. Sin embargo, su destino no puede ser la demolición. En primer lugar, para mantener la presencia franciscana en la ciudad y, a la vez, porque él es un símbolo del Puerto. Por eso, convocados por la Corporación Por un Valparaíso Unido, un grupo de porteños se junta una vez al mes en este recinto sagrado para marcar presencia de modo que no se olvide su destino y para mantener así viva en Valparaíso la llama de la espiritualidad franciscana.
En las fotos que acompañan esta crónica queda registrada la primera actividad de este grupo en este año de 2016 y puede apreciarse de manera muy vívida la dolorosa situación en que se encuentra el Templo.
En las últimas décadas ha sido pasto del fuego. Primero, fue en febrero de 1983; en seguida, en septiembre de 2010; y, por último, en agosto de 2013. Hoy lo que de este templo queda son venerables y muy impresionantes ruinas. Sin embargo, su destino no puede ser la demolición. En primer lugar, para mantener la presencia franciscana en la ciudad y, a la vez, porque él es un símbolo del Puerto. Por eso, convocados por la Corporación Por un Valparaíso Unido, un grupo de porteños se junta una vez al mes en este recinto sagrado para marcar presencia de modo que no se olvide su destino y para mantener así viva en Valparaíso la llama de la espiritualidad franciscana.
En las fotos que acompañan esta crónica queda registrada la primera actividad de este grupo en este año de 2016 y puede apreciarse de manera muy vívida la dolorosa situación en que se encuentra el Templo.
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