Bastante ha circulado el vídeo en el cual el Diputado Gaspar Rivas
termina insultando a Andrónico Luksic del modo más grosero que franquea
nuestra lengua -sacándole "la madre"- para que alguien en Chile pueda
ignorarlo y, por ende, permanecer indiferente. Podemos tener la idea que
queramos de una persona como el Sr. Luksic y podemos discutir con él
acerca de las iniciativas que toma o no toma. Podemos demandarlo si
creemos que ha cometido un delito; pero,
caer en el nivel de grosería que ha exhibido el Diputado Rivas es
inaceptable. Desde luego, obrando así, no ha hecho sino agregar un nuevo
baldón a la ya muy desprestigiada clase política del país. Como
ciudadanos de un país no podemos permitir que se use una tribuna,
considerada "honorable", para violentar la honra de otra persona; sobre
todo, como en este caso, cuando con la grosería se alcanza a una señora
que hace ya mucho tiempo falleció y nunca nada hizo para merecer el
epíteto que le endilga el "honorable" Sr. Rivas.
El Sr. Luksic podrá responder como quiera los insultos de que ha sido
objeto y, de hecho, también ha preparado su vídeo. Obviamente, no soy yo
ni me interesa serlo quien pueda o deba salir a defenderlo. Pero, como
simple ciudadano, sí soy quien para decir que no es aceptable el curso
que está tomando esta controversia. La única vía civilizada para
enfrentar este tipo de ataques es la de recurrir a los Tribunales. Si
éstos no amparan la honra de una persona, vamos a terminar yéndonos a
las manos para hacernos respetar. Mi personal idea es que el denominado
"fuero" parlamentario no cubre para nada expresiones como la que
comentamos. La honra de las personas, especialmente si han fallecido, no
puede quedar a merced de la procacidad de un parlamentario, que hace
alarde de ella nada más que porque se siente protegido por una
disposición constitucional. Es la misma Constitución la que es
basureada en este caso y, con ella, todo el país. Es de esperar que
nuestro Congreso y nuestros tribunales así lo entiendan y conozcan y
resuelvan este conflicto de acuerdo a lo que disponga nuestro
ordenamiento jurídico, subordinando lo adjetivo a lo que es en él
sustantivo. De lo contrario, sepamos desde luego que si hoy un ciudadano
como Andrónico Luksic es objeto de una imputación como la que le ha
hecho el Diputado Rivas, mañana cualquiera de nosotros puede seguir la
misma suerte. Frente a esta posibilidad importa muy poco cuan bien o
cuan mal nos caiga Andrónico Luksic o cual sea la idea que tengamos
acerca de la manera como maneja sus negocios. Hay un bien en juego que
va más allá de esas consideraciones.
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