jueves, 2 de marzo de 2017

MÉXICO: CUANDO SE QUISO MATAR A DIOS

 






El intento del Partido Comunista chileno de eliminar a Dios de toda referencia oficial en nuestra Patria tiene antecedentes sobrados a lo largo de la historia universal y a lo ancho de todo el mundo. Nada nuevo bajo el sol. Pero hubo un caso reciente, especialmente significativo, que acaba de ponerse de nuevo en el tapete a propósito de la canonización en Roma, el pasado día domingo, del niño-mártir mejicano José Sánchez del Río, ejecutado el 10 de febrero de 1928. Ello sucedió en México en el marco de la guerra denominada "cristera" o "Cristíada" que tuvo lugar entre 1926 y 1929, especialmente en los estados del este mejicano, encabezados por el de Jalisco. Fue una guerra que estalló como respuesta a los esfuerzos de sucesivos gobiernos mejicanos por desterrar todo rastro del cristianismo en ese país incluyendo por cierto a la Virgen de Guadalupe. Esos esfuerzos culminaron en el gobierno de Plutarco Elías Calles quien simplemente decidió entrar a sangre y fuego. No vaciló en saquear Iglesias, en destruir conventos, en asesinar a sacerdotes y en expropiar todos los bienes eclesiásticos, comenzando por las escuelas. Fue en esas circunstancias que un grupo de cristianos decidió dar la cara y batirse por sus ideales bajo el lema de "Viva Cristo Rey", razón por la que sus adversarios los apodaron los "cristeros", nombre con el que se los conoce hasta hoy.

José Sánchez, a pesar de sus cortos 14 años se enroló junto a sus hermanos. En una batalla se le tomó prisionero y se le intimó a que abjurara de su fe. El muchacho se negó y a cada acto de presión respondía con un fuerte "Viva Cristo Rey y viva a la Virgen de Guadalupe". En definitiva, se le desollaron los pies y se le llevó caminando al lugar de su martirio. Ahí preguntado por su verdugo que mensaje quería enviar a sus padres respondió: "Que viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos" a lo cual aquel respondió propinándole una cuchillada y ultimándolo de un balazo.

La guerra terminó en empate porque, sobre la base de la amenaza que ella significaba, el gobierno decidió entrar en negociaciones con los Obispos mejicanos llegándose a un acuerdo que en definitiva ha culminado con lo que vemos hoy día: un pueblo que, a pesar de todos sus problemas y amenazas, sigue siendo sólidamente cristiano y enteramente aglutinado en el fervor de una creciente devoción a su reina y patrona, Nuestra Señora de Guadalupe.

No hay comentarios.:
Write comentarios

Interested for our works and services?
Get more of our update !