miércoles, 30 de marzo de 2016

Hace 150 años - La guerra entre Chile y España

 

Combate Naval de Papudo
Óleo de Thomas Somerscales, (1842-1927)

En estos últimos meses se han estado conmemorando los 150 años de uno de los episodios más desafortunados de nuestra política de Relaciones Exteriores como fue la guerra contra España declarada en 1865. En lo que a Chile concierne, guerra en definitiva también urdida por las cúpulas políticas santiaguinas, apelando a un difuso sentimiento "americanista", y cuyo precio, a la postre, lo tuvo que pagar Valparaíso víctima de un inmisericorde bombardeo el 31 de marzo de 1866.

Es cierto que la provocación vino de la misma España. Esta había enviado en octubre de 1862 una expedición científica destinada a estudiar las costas de este continente y, aparentemente al menos, intentar un acercamiento con las repúblicas que no hacía mucho tiempo se habían desgajado de su corona. Pero, ¡oh sorpresa! la expedición científica se hacía escoltar por cuatro buques de guerra fuertemente armados. No fue de extrañar, entonces que, a poco andar, la visita científica y de cortesía , se convirtiese en una visita de amenaza y de agresión. Todo comenzó en Perú con un conflicto de relaciones laborales en el cual estaban implicados algunos ciudadanos españoles. Eso llevó al Gobierno español de la época a reforzar su flota con nuevas unidades y a ordenarle que ocupara las Islas Chinchas donde se encontraban los principales depósitos de guano cuya exportación constituía una de las bases de la economía peruana. En definitiva, aun antes de que el Perú reaccionara contra esta agresión, el gobierno chileno se sintió en la obligación no sólo de solidarizar con Perú sino de demostrar una abierta hostilidad a la actitud española. Por ejemplo, negando a la escuadra visitante todo tipo de abastecimiento y dejando libre campo para que desde todas partes llovieran los improperios sobre España. En definitiva, frente a un ultimátum español, el gobierno chileno responde con la declaración de guerra en septiembre de 1865.

La guerra fue únicamente naval, plano en el cual la superioridad española era abrumadora. La primera consecuencia fue la práctica desaparición de la marina mercante nacional. Los barcos que la formaban o cambiaron de bandera o se radicaron en el exterior o fueron destruidos por la naves españolas. En seguida, el bloqueo que la Armada española impuso a los principales puertos chilenos significó un severo golpe a nuestro comercio exterior. La reducidísima escuadra chilena, aun contando con el apoyo de algunas unidades peruanas, no tuvo otra alternativa que huir a esconderse en las aguas internas de Chiloé. Allí hubo algunas acciones de resultado incierto que para nada menoscabaron el dominio que España ejercía en el mar.

La única acción de triunfo para Chile sucedió el 26 de noviembre de 1865 cuando la corbeta Esmeralda, al mando de Juan Williams Rebolledo, capturó en una arriesgada maniobra frente a la costa de Papudo a la goleta española Covadonga. Ahí se encontraron por primera vez estas dos naves que años después, el 21 de mayo de 1879, habrían de combatir unidas en la rada de Iquique. Esta captura además provocó que el jefe de la escuadra española, almirante José Manuel Pareja se suicidara.

Fue sucedido en el cargo por el Brigadier Casto Méndez Núñez quien había llegado al mando del último refuerzo enviado desde España, la enorme fragata blindada Numancia que terminó por desequilibrar definitivamente la contienda. Con ella a la cabeza, la escuadra española se dirigió durante marzo de 1866 hacia Valparaíso con la orden de someterlo a un total bombardeo. Es lo que comentaremos en el artículo de mañana cuando se cumplan exactamente los 150 años de tan infausto suceso.

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