jueves, 2 de marzo de 2017

VALPARAÍSO Y SU NUEVO ALCALDE

 






La elección de Jorge Sharp como nuevo alcalde de Valparaíso ha provocado sorpresa, pues derrotó por amplia mayoría a los candidatos de las coaliciones tradicionales; en especial, derrotó al alcalde en ejercicio, Jorge Castro de la UDI. Y ha provocado una cierta preocupación no sólo por la juventud que él ostenta, sino mucho más porque a pesar de esa juventud, ya carga sobre sus espaldas una historia que no puede dejarse de lado a la hora de hacer predicciones acerca de su futuro comportamiento. 

Mucho se ha hablado, por ejemplo, de la derrota del candidato de la Nueva Mayoría, el DJ Leopoldo Méndez, atribuida a que es una persona identificada con los programas de farándula de nuestros medios de comunicación. Pero, ha de advertirse que si bien Leo Méndez practica la farándula cuando sube a un escenario, en su vida cotidiana ha sido una persona habitualmente seria y responsable. Sharp, por el contrario, busca ahora, cuando está arriba del escenario, comportarse como alguien serio; pero cuando estaba en su vida normal -si así se la puede llamar- lo hacía como un payaso, y de muy dudosa categoría.

Sorprende, por otra parte, la frivolidad con que la derecha ha pretendido desmarcarse de la derrota de su abanderado, el hasta hoy alcalde Jorge Castro. Pablo Longueira, ex-dirigente de la UDI, señala en reciente entrevista a El Mercurio que "...¡el fenómeno Sharp no existe! Solo hubo un trasvasije natural de la NM al candidato que paró Boric. . . Si la Concertación hubiese nominado un buen candidato no gana Sharp". Para declaraciones descabelladas, esta tal vez se lleve la palma, porque ¿dónde estaba Castro entretanto? Burdo afán por ocultar un fracaso que es el de Castro, pero también de toda la UDI y del resto de la derecha. Y que no es sino fruto del estado de indignación en que se encuentran los porteños que ven cómo los problemas que enfrenta la ciudad -que son los de ellos- no han hecho sino agravarse durante los dos períodos en que Castro ha sido alcalde de la ciudad.

Por cierto, será menester dar al nuevo alcalde un tiempo prudencial para que demuestre sus dotes. La pregunta inevitable es ¿las tendrá? Como todo, lamentablemente, hace predecir una respuesta negativa, habrá que estar en estado de constante alerta para evitar males aun mayores que los que padece esta sufrida y querida ciudad.

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