miércoles, 30 de marzo de 2016

¿Vacas sagradas en Chile?

 



Hace unos días, el Gobierno de la República decidió autorizar la construcción de una central hidroeléctrica en Aysen: el proyecto Cuervos. Lo hizo después de concienzudos estudios y de haberse asegurado que ese proyecto es compatible con el ecosistema que lo rodea; y de haber comprobado cuán necesario él es para la provisión de energía en todo el país. Como se sabe, entremedio quedó en el aire el proyecto Hidroaysén, que también contó en su momento con dicha aprobación y que, sin embargo, al final quedó pendiente en razón de la fuerte oposición que encontró por parte de organizaciones ambientalistas de la zona, del país y del extranjero.

En el caso de Cuervos, el Gobierno insiste en que se han tomado todas las precauciones para evitar los daños ecológicos; pero, de todas maneras, esas organizaciones ya han comenzado a manifestar su oposición y a amenazar con que la radicalizarán al extremo. Todos estamos de acuerdo en que los ecosistemas deben ser cuidados; pero, también en que necesitamos de energía suficiente para vivir sin sobresaltos. Sin embargo, la oposición constante y agresiva que suscitan todos los proyectos tendientes a proveernos de esa energía pone claramente un signo de interrogación acerca de la posibilidad de resolver ese problema.

Pero éste no es sólo algo que suceda sólo en el campo de la energía, sino en todos. Valparaíso, por ejemplo, está inmovilizado por estas discusiones. El Centro Comercial en Barón, la extensión del Puerto con un nuevo Terminal, el repoblamiento de El Almendral, entre otros proyectos yacen paralizados o amenazan paralización por estas discusiones interminables. Casi es como para pensar que en Chile han aparecido unas verdaderas "vacas sagradas" como existen la India, que se pasean por las ciudades sin que nadie pueda ni siquiera tocarlas. Lo cual sería sólo anecdótico si no fuera porque, alrededor, hay millones de personas subalimentadas y que incluso mueren de hambre. En Chile, la posibilidad de crecimiento económico, de disponibilidad de más y de de mejores salarios depende en gran medida de la factibilidad de estos proyectos. Es decir, son los más pobres y de los grupos más modestos los que, en definitiva, pagan la cuenta de estas discusiones interminables.

Es muy importante el cuidado del entorno, como nos lo ha recordado el Papa Francisco en su última encíclica Laudato Si nombre que reproduce la primera frase de una de las oraciones más populares de San Francisco, su patrono y patrono del sano ecologismo. Es decir, de aquel que no olvida nunca que la naturaleza está hecha para albergar y apoyar a toda la familia humana y que si ella debe ser preservada y tratada con cuidado es teniendo en vista esta finalidad. Separar y hacer antagónicos naturaleza y presencia humana es, en definitiva un camino de ruina para la humanidad, pero también para la misma naturaleza.

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