jueves, 2 de marzo de 2017

EL ATAQUE AL GRUPO LAUREATE

 





La Ministro de Educación ha denunciado que las instituciones de educación superior que dependen del grupo Laureate, entre ellas tres universidades, hacen lucro con el servicio que prestan. Por tal motivo, ha anunciado grandes investigaciones y veladamente ha amenazado con la intervención de esas universidades y, aún, con la caducidad de la autorización para operarlas

Esta posición no hace sino demostrar cuán ideológico es el discurso del gobierno. Cómo abomina de la iniciativa privada y no puede aceptar el éxito de esas instituciones. En el fondo, busca un pretexto para apoderarse de ellas y, en el hecho, para someter todo el sistema de educación superior privado a una demolición retroexcavadora en mano. Al respecto, es menester tener en cuenta que las instituciones del grupo educan a 177.000 estudiantes; es decir, un número mayor que el de todas las universidades que existían en el país en 1973, cuando la educación superior era gratuita para los que la recibían e inexistente para todos los demás; es decir, para el 90% de los jóvenes del país. 

El grupo Laureate invirtió en Chile porque creyó en el país y su colaboración al desarrollo nacional ha sido muy significativa: se cuentan por miles los jóvenes que han egresado de las aulas de las instituciones del grupo. Y se cuentan por miles los funcionarios y los profesores que ahí trabajan y reciben sus remuneraciones. Todo, cobrando matrículas y aranceles aun inferiores a los que cobran la mayoría de las universidades estatales. Es decir, a menor precio ofrecen a lo menos igual sino mayor calidad. Y si, a pesar de eso, son capaces de ganar plata, lo que se impone es aprender de ellos y no execrarlos. De ninguna manera sumarlas al grupo de universidades estatales que viven de la tajada del presupuesto que les pasa el estado. Pero, la Ministro de Educación se esfuerza mucho más en ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.

Ella, tanto como la misma Presidenta y todos los altos funcionarios de gobierno, mantienen muy para callado que a ellos también los mueve el lucro en el ejercicio de sus respectivos cargos: todos los meses cobran sus sueldos que no son nada de malos. Trabajan para que les paguen y, si no les pagaran, sin duda dejarían los cargos y se buscarían remuneraciones -es decir, lucro- en otras partes. Por eso, por lo demás, es recomendable tener mucho cuidado con la condena al lucro. Es un punto que hay que tratar con la máxima seriedad dejando de lado las consignas ideológicas.

Laureate ha defendido tanto la honestidad como la legalidad de sus actuaciones. Y si realmente hubiere algún problema, lo que corresponde es tratar de solucionarlo pero nunca revolcarse contra una institución que tanto ha colaborado a la educación de los chilenos. De lo contrario, ya sabemos: administración estatal de recursos al modo del Transantiago con su endémico mal servicio y un enorme déficit del cual tienen que hacerse cargo todos los chilenos. ¿Es a eso a dónde queremos llegar con las universidades?


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