miércoles, 30 de marzo de 2016

Año Nuevo en Valparaíso. Detrás de la pirotecnia

 




A propósito de una entrevista a Jorge Coulón

(31/12/15)

Estamos a momentos de que termine el año 2015 y comience el 2016. En Valparaíso, como es costumbre, este cambio se celebra con un espectáculo pirotécnico de gran envergadura que, teniendo como telón de fondo la inmensidad del océano y la original disposición de los cerros, llega a ser portentoso. Desde hace algunos años, se han sumado a esta iniciativa, las comunas vecinas de Viña del Mar y Concón. Alrededor de un millón de personas se trasladan, sobre todo de Santiago, para admirar este espectáculo. El tráfico vehicular entre esas comunas y la capital pasa a ser colosal y las demoras para llegar a destino suelen sumarse en horas.

Es formidable haber logrado una convocatoria de esta envergadura; pero, pocos reparan en que, al día siguiente, Valparaíso sobre todo presenta en muchos de sus barrios un espectáculo lamentable de mugre y de acumulación inverosímil de basura. Son necesarios varios días, el esfuerzo ímprobo de los municipios comprometidos y el gasto de elevadas sumas de dinero para restablecer la normalidad. Quienes sufren estas consecuencias son sobre todo los habitantes permanentes que se ven obligados a ser testigos de cómo sus barrios y calles son invadidos por tanta gente que, llegada a la ciudad, cree que cualquier exceso está permitido y que se empeña con un fervor y aplicación dignos de mejor causa, en demostrarlo. Pero, también sufren los turistas que durante esos días quieren disfrutar del Valparaíso de siempre; que quieren acercarse a su patrimonio con veneración y con respeto y que, para hacerlo, tienen a veces que pasar por medio de la basura, por cuadras de muros rayados y pintarrajeados de manera abominable o por calles y plazas convertidas no pocas veces en letrinas públicas. Para Valparaíso y sus habitantes, los porteños, esperar el Año Nuevo, u otras festividades mayores, se convierte así en una pesadilla en la que cualquier cálculo de destrozos y de vandalismo queda pequeño al lado de lo que efectivamente sucede.

Valparaíso merece el respeto que toda ciudad, habitada por seres humanos, requiere para cumplir medianamente su función. Pero, lo merece además, por la importancia única que tiene para todo Chile; porque el principal patrimonio que alberga es precisamente la historia de esfuerzo, de creatividad y de originalidad que hay detrás de su configuración única e irrepetible dentro del país. En Valparaíso, el patrimonio ciertamente está constituido por monumentos y obras físicas que reflejan el pasado. Pero, no es sólo eso; el patrimonio también es una forma de vida, una tradición que pasa por la sangre de quienes lo habitan y que se transforma en una continua lección para las generaciones venideras.

Valparaíso abre sus brazos para comunicar ese patrimonio tangible e intangible a quienes lo visitan, pero pide a cambio que ellos asuman también la importancia y el valor que él representa, lo respeten y lo hagan respetar.

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