viernes, 3 de marzo de 2017

VALPARAÍSO: MUCHO QUE TEMER, POCO Y NADA QUE ESPERAR

 





En unos días más asumirán sus cargos los nuevos alcaldes elegidos en la última elección municipal. Entre otras ciudades, en Valparaíso. Mucho se ha dicho y escrito acerca de cuán sorpresivo fue el resultado en esta comuna donde quedaron derrotados de manera aplastante los candidatos de las coaliciones tradicionales; en especial, el ahora ex-alcalde UDI Jorge Castro quien postulaba a un tercer período. El ganador, Jorge Sharp, elegido como abanderado de las fuerzas alternativas de la nueva izquierda obtuvo, en cambio, mayoría absoluta de los sufragios.

Ciertamente, Valparaíso requería un cambio. Recordemos que Castro no hizo sino representar una continuidad del gobierno comunal de los DC Hernán Pinto y Aldo Cornejo que tanto daño causaron a la ciudad. La ineptitud llegó hasta el punto de causar una enorme irritación en la ciudadanía porteña la que, en definitiva, se plasmó en el resultado ya señalado. Valparaíso, brutalmente, le volvió la espalda a las coaliciones tradicionales, porque con mucha razón vio en ellas la raíz de la decadencia que lo aflige.

¿Qué esperar ahora del nuevo alcalde? Lamentablemente, los antecedentes de que se dispone no dan pie para el optimismo. Sharp es muy joven, pero ya carga a sus espaldas una historia marcada por la grosería para atacar a quienes considera sus adversarios y por una capacidad de vandalismo y de destrucción asombrosa. Más grave aún, los grupos políticos que lo respaldaron, representados en el Parlamento por los diputados Boric y Jackson, son de aquellos cuyo discurso político está marcado por una gran capacidad de crítica, pero ninguna capacidad de construcción. Hacen su camino fomentando los odios y las inquinas sociales y, quienes en ellos militan, responden al rasgo de los iluminados a quienes no interesa anunciar un itinerario de obras concretas, porque descansan en la creencia de que asumiendo ellos el poder van a fluir solas las ideas que permitirán a la ciudad o al país vencer sus problemas y marchar por la senda del progreso indefinido . . . 

El caso del proyecto de construcción de un centro comercial y de un paseo costero en el sector de Barón ha sido emblemático. Fuimos muchos lo que, al comienzo, manifestamos nuestra desconfianza; pero los hechos han dado la razón a los que han promovido ese proyecto. Frente al alegato de que los terrenos asignados deben reservarse para la operación portuaria puede decirse que durante los diez años que lleva la polémica, esos terrenos nunca han sido necesarios para tal operación; ellos, por otra parte, han sido ofrecidos por la misma Empresa Portuaria que ha de velar por la adecuada gestión portuaria. Más importante aún, durante estos diez años el comercio minorista de la ciudad se ha derrumbado, precisamente porque la población va a hacer sus compras a los centros comerciales de Viña del Mar o, derechamente, a Santiago. El único comercio que hoy florece en Valparaíso es el callejero y, con él, la delincuencia, la suciedad y el abandono. Y, cuando una ciudad no es capaz de ofrecer un servicio básico como es el del comercio, la gente termina por cambiarse de ciudad. Es lo que sucede en Valparaíso. Entretanto, de estos grupos a los cuales pertenece el nuevo alcalde, no ha surgido ninguna idea concreta para resolver este problema. Es que simplemente no les interesa.

La máxima expresión de los desaciertos del anterior alcalde UDI Jorge Castro ha sido precisamente el haber permitido que la desesperación ciudadana le abra paso a un experimento que todo hace prever que terminará mal. Quiera Dios otro destino para Valparaíso.

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Una versión de este artículo fue publicado hoy en El Mercurio de Valparaíso: http://www.mercuriovalpo.cl/impresa/2016/12/02/full/cuerpo-principal/10/

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